Hace mucho tiempo que no escribo y es que he vuelto al trabajo y todavía me estoy acoplando. Supongo que es cuestión de tiempo, pero no termino de ubicarme, siento como si no encontrara mi lugar, y es que tengo el corazón con Ada. Siempre he sido una mujer muy independiente y pensé que la vuelta al trabajo me sentaría bien, por eso de tener una vida fuera de los pañales, pero no ha sido así. De repente me he dado cuenta que sólo deseo quedarme en casa y disfrutar de ella, de ver cómo aprende cada día y como se sorprende de casi cualquier cosa. Tengo un deseo irrefrenable de mandarlo todo al carajo, paralizar mi vida profesional y dedicarme al cien por cien a cuidar de mi hija. ¿Creéis que es normal? Toda la vida luchando por la independencia de la mujer y ahora me gustaría poder depender de mi pareja para ser exclusivamente madre y maruja.
Ser madre modifica tu forma de ver las cosas y de enfrentarte al mundo, todo se relativiza, se desechan muchos pensamientos que antes rondaban continuamente por tu cabeza y ubicas a mucha gente que antes ocupaba espacio (sí, ocupaba y punto) en tu vida. Ahora que he dejado algún que otro hueco (antes estaba a rebosar) puedo buscar otro montón de gente y/o cosas interesantes. Ya os iré contando, para variar tengo poco tiempo y un montón de cosas que contaros. Hasta entonces, os dejo esta preciosa imagen